miércoles, 16 de mayo de 2007

The Ampuero Affair

Hoy apareció en Caretas, bajo el título "Lío de Plumas", un resumen del post de Gustavo Faverón sobre la reseña de Puta Linda que la editora de Cultura, Maribel de Paz, publicó en la revista. También se publicó un recuadro, firmado por Maribel, que he tenido que tipear con mis propios deditos porque Paolo de Lima, normalmente tan atento a todos los comentarios literarios en Caretas, esta vez pasó por alto esta noticia (pero también la entrevista al poeta Domingo de Ramos, por lo que no concluyo nada).

Amigos Metacríticos: Lo que tienen en sus manos es un semanrio periodístico, no una separata universitaria. Como tal, nos caracterizamos por publicar, entre muchas otras cosas, reseñas de libros. Y es propio de una crítica periodística -no académica- mencionar al texto, al autor, a la editorial y hasta a las páginas mal impresas. La intolerancia ante las opiniones divergentes se ha manifestado en diversos comentarios encendidos como el que aquí publicamos en práctica demostración de tolerancia a ideas contrarias. No profeso ningún encono contra Fernando Ampuero ni diario alguno, y debo informar al señor Alegría de Perú21 que Google no es sinónimo de panacea contra reseñas incómodas y que quien esto escribe no tiene 24, sino 31 años. Dicho esto, y dejando de lado las críticas sobre críticas, los lectores esperamos con interés sus opiniones sobre el libro en cuestión. (Maribel De Paz).

Vayamos por partes. Obviando el hecho de que la frase "Amigos Metacríticos" esconde un aire despectivo (si ya el arte de la crítica es parasitario del libro, el de la "metacrítica" sería un parásito del parásito, parece decir), cada párrafo del texto muestra la nula capacidad de reacción de Maribel, quien se coloca como "víctima" de algo que ella misma propició ("si vas a decir lo que quieres, tendrás que oír lo que no quieres" dice el refrán). Dice: "Lo que tienen en sus manos es un semanario periodístico, no una separata universitaria". Con esa frase pretende, al parecer, justificar la falta de rigor de su crítica. Pero ¿es el rigor, la seriedad y la exposición de ideas argumentadas un requisito solamente válido para las separatas universitarias? Dudo que la larga lista de autores que han escrito reseñas en Caretas (y me incluyo en esa lista) pueda avalar una frase así. Quizá Maribel confunde la argumentación y la seriedad con que se asume la crítica literaria con el oscurantismo de ciertos académicos que son ridiculizados, muchas veces, por sus propios colegas. Es obvio que un reseñista periodístico está en la obligación de ser claro, pero eso no quiere decir que sea poco riguroso. Puede y debe ser ambas cosas a la vez. Continúa con la siguiente explicación: "es propio de una crítica periodística -no académica- mencionar al texto, al autor, a la editorial y hasta a las páginas mal impresas". Sé que existen las críticas y las reseñas literarias, pero ¿existe algo así como la "crítica periodística"? Y de existir ¿pretende ese término validar que alguien escriba una "crítica" llena de prejuicios y opiniones personales sobre un libro solo porque se publicará en un periódico o porque lo escribe un periodista? ¿O es que Maribel acaba de inventar un término para justificar lo que en realidad fue su texto: una opinión personal sobre un periodista que, casualmente, ha publicado un libro? Maribel debe entender que no toda persona que ha leído un libro y se forja una opinión sobre él está capacitada para escribir una reseña o una crítica literaria. Puede hacer una columna de opinión visceral -como la que perpetró Alonso Alegría contra ella, o las que exuda César Hildebrandt a diario-, pero sin validez como ejercicio de análisis. Por otra parte, es cierto que una reseña literaria puede mencionar a la editorial, las páginas mal impresas y hasta referirse al autor con una broma, pero el reseñista debe tener en claro que esas referencias no deben ser el tema central de la reseña, sino la discusión del texto. Si esa discusión es lúcida, inteligente o siquiera polémica, lo comentarios accesorios son solo parte del estilo y pueden convivir fácilmente con los argumentos. Entiendo por ello que lo que critica Gustavo tanto del texto de Maribel como el de Olga Rodríguez es que, más allá de los accesorios, las bromas y las referencias personales, no hay una sola idea para discutir.

Más abajo dice: "La intolerancia ante las opiniones divergentes se ha manifestado en diversos comentarios encendidos como el que aquí publicamos (…)" Aquí está el quid del asunto. ¿Por qué piensa Maribel que el texto de Gustavo, o cualquier otro comentario a su crítica, es una muestra de "intolerancia"? Salvo el artículo de Alegría en Perú21, que fue rechazado por todos públicamente, los comentarios sobre su texto no han sido "encendidos e intolerantes" sino enfocados a hablar no de ella sino de su texto injustificable. ¿Es intolerancia denunciar, con argumentos concretos, que un texto de opinión personal pretende camuflarse como reseña literaria? En ese caso, los profesores de literatura en colegios y universidades estaríamos en un enormísimo aprieto pues luego de jalar a un alumno por hacer una interpretación deficiente de una novela, éste podría acusarnos de "intolerantes". No es intolerancia que una persona dedicada profesionalmente a la literatura le haga ver a otra, que no se dedica específicamente a eso pero aún así ha pretendido, sin éxito, publicar la reseña de un libro, que se ha equivocado en los principios elementales. Un ejemplo: Maribel afirma "más que los protagonistas se percibe al mismo Ampuero" y Faverón se pregunta: "¿cómo hizo Ampuero para filtrarse en un relato ficcional?" La interrogante de Faverón no es una muestra de intolerancia sino una pregunta concreta sobre algo específico: ¿cómo es posible que un autor se introduzca en una novela y pueda ser percibido por el lector incluso como más real que sus personajes? (porque se deduce de la frase de Maribel que esa intromisión del autor es notada -y rechazada- por todos los lectores, incluso los que no conocen a Ampuero, y no solo por ella… porque de lo contrario, tendría que aceptar que la suya es una opinión sesgada) Al carecer de herramientas de análisis, Maribel ha confundido una sensación (que tiene que ver exclusivamente con lo que ella piensa que es Ampuero) con un juicio literario que no se respalda en el texto. Para entenderlo mejor hagamos una analogía: un abogado siente un dolor en el pecho y deduce que debe ser un ataque cardiaco. Va al doctor, especialista en cardiología, y éste le explica que son gases y que los síntomas de un ataque son otros. El abogado, enfurecido, le grita: "¡Intolerante!" ¿Ridículo verdad? Entonces ¿Por qué es tan difícil aceptar que también a la hora de hacer reseñas literarias es mejor dejársela a los que se han especializado en eso?

Insisto, Maribel debe entender que no toda persona que tiene una opinión sobre el libro puede ejercer la crítica, así como no cualquier persona que se compra una grabadora puede ser periodista de Caretas. Hacer un comentario que despierte cierto interés sobre un libro requiere de ciertos conocimientos que, de estar ausentes, no solo conducen a equivocar el juicio (dejarse llevar por el la personalidad autor al leer el libro es uno de los errores comunes) sino que, además, menosprecian el oficio de un escritor que tiene, por lo menos, el derecho de ser juzgado por alguien que está en capacidad de brindar argumentos. Imaginemos que Caretas decide poner en evaluación a sus editores, y resulta que las páginas culturales que dirige con esmero -me consta- Maribel serán evaluadas por una persona que no solo no entiende nada de cultura sino que además no ha ejercido nunca el periodismo, pero tiene opiniones al respecto. ¿Le parecería justo?


Sin embargo, lo más indiganante para mí es que sostiene que la publicación del texto de Gustavo es una "práctica demostración de tolerancia a ideas contrarias". Con esa frase, Maribel ha querido convertir un evidente traspiés en un triunfo pírrico. Durante dos años he publicado varias reseñas literarias en Caretas, algunas muy duras, y jamás se le ocurriría a Maribel o a otro editor publicar una metacrítica (para usar el término del título) a mi reseña. A lo más, algunas cartas de los autores contrariados con derecho al pataleo. Maribel tiene que entender que si esta vez Caretas ha decidido publicar el texto de Gustavo (a regañadientes de ella misma, según sé, así que aquella "demostración de tolerancia a ideas contrarias" no le concierne) es porque ha asumido que el texto de Maribel carece de la seriedad y el rigor que exige una reseña literaria en un medio importante como Caretas. Siendo Maribel la editora de culturales de la revista, los editores no han impedido la publicación de su opinión personal (una buena decisión, en realidad, porque así no adquiere la mítica categoría, absolutamente desmesurada para lo que es en realidad, de "crítica censurada") pero sí se ha preocupado en que sus lectores sepan que no están de acuerdo con que una simple opinión personal, por falta de conocimiento literario o por voluntad expresa de la autora, termine convertida en una reseña literaria. Yo, como colaborador de la revista justamente en la sección de reseñas, me siento aliviado por esa preocupación.

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Ivan Thays
Escritor peruano (Lima, 1968) autor de las novelas "El viaje interior" y "La disciplina de la vanidad". Premio Principe Claus 2000. Dirigió el programa literario de TV Vano Oficio por 7 años. Ha sido elegido como uno de los esccritores latinoamericanos más importantes menores de 39 años por el Hay Festival, organizador del Bogotá39. Finalista del Premio Herralde del 2008 con la novela "Un lugar llamado Oreja de perro"
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